Pájaros en la cabeza
A punto estuvo de tomar el tren de las siete. Nadie lo supo, pero vaciló hasta las 18:40. Finalmente se quedó. Se mentalizó de que la noche iba a ser larga, y lo fue al principio, después ya no. Hasta que se acordó de él. ¿Qué demonios hacía a las cinco de la mañana bailando con una rosa en la mano? Se volteó y empezó a mirar, nadie le convencía: ni los chicos amorosos tipo lapa, ni los cabrones, ni los pasotas, ni siquiera el de los polvos. Cerró los ojos y se imaginó escuchándole recitar. “Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas?”.
La pintura es de Eva Armisén
4 comentarios:
Fantástico relato, Inma. Un fuerte abrazo y una gran sonrisa aún agosteña.
Besadetes
Como siempre Inma, tus relatos me producen una sensacion fantastica.
un abrazo
Y tú siempre me sacas una sonrisa tierna :)
otro abrazo para ti, Campa
un abraç en el moment adequat pot ser millor que tots els polvos del mon :)
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